Con la llegada del otoño, se me pasa por la cabeza la idea de poder disfrutar del campo, la naturaleza, las excursiones y rutas de senderismo, y por supuesto, pasar algún fin de semana en una cabaña y disfrutar del entorno todo el tiempo que nos sea posible.
Esta cabaña me ha enamorado por su calidez y por la sensación tan acogedora que transmite. Desde el momento en que abrimos la puerta sabemos que nos va a sorprender, que quizá sea pequeña, pero también es un espacio al que podemos dedicar mucho tiempo observando cada detalle…
Mobiliario sencillo, objetos de antes, lámparas y alfombras marroquíes para los que nos gusta la decoración árabe y siempre nos rodearíamos de ella. La sensación de estar en un lugar único y auténtico es la que nos transmite en su conjunto.
Desde luego, no tiene desperdicio ni su interior ni el maravilloso porche que posee, en el que podemos pasar agradables ratos de lectura y ver el amanecer.

Me la pido!!!!