Cada vez me gustan más y más los ambientes sencillos, adornados por pocos objetos y en los que predominan piezas más útiles que decorativas, así que cuando por casualidad “tropiezo” con espacios tan maravillosos como el de hoy, me atrapan y una parte de mí se enamora perdidamente de ellos, es en este momento cuando me doy cuenta de la cantidad de objetos superfluos que habitan en nuestros  hogares y que han llegado a ser adquiridos de forma compulsiva y descontrolada. Aquí, en Marruecos olvidamos muchos detalles y procuramos que todo lo que compremos esté realizado de forma artesanal, así intentamos que los pequeños artesanos continúen con sus maravillosa labor. Utilizamos la rafia para el almacenaje en forma de cestas, cerámica en diferentes utensilios de la cocina, forja y madera para mobiliario, metal para el acabado de los faroles, lámparas y bandejas. Cuero, lana y algodón para alfombras y demás textiles, todo ello configura casi en su totalidad  la materia prima de estos hogares, haciéndolos más bellos por dentro de lo que podíamos imaginar…

Me gusta especialmente la imagen de la cama, sobre la que cuelgan improvisados dos pequeños  farolillos. ¿Verdad que es bonita?