Con el buen tiempo, mis recuerdos de nuestra estancia en el desierto salen a la luz. Tras pasar la noche durmiendo en la intemperie, hay que madrugar, es obligado el paseo agotador por las dunas para ver el amanecer, después nos disponemos a sentarnos y disfrutar de un magnífico desayuno marroquí y emprendemos nuestro viaje de vuelta en los camellos.
Ayyy qué recuerdos!!! Os animo a que visitéis Merzouga y sus maravillosas dunas si tenéis la oportunidad.

Si queréis ver parte de nuestra aventura durante el verano pasado, pincha aquí.