El riad Dar K nos sorprende con un estupendo enclave: la medina de Marrakech ¿Qué más podemos pedir?
Un lugar donde lejos de ostentaciones y al más puro estilo marroquí podemos disfrutar de nuestra estancia, una terraza ideal para pasar las noches veraniegas y disfrutar del sonido de la llamada al rezo de las maravillosas mezquitas que la rodean.
Sin duda, nos encontramos ante un espacio difícil de definir, el encanto de lo tradicional se entremezcla con insólitos objetos que hacen de su ambiente un lugar moderno y confortable donde lejos de las miradas ajenas, podemos descansar y relajarnos después de una tarde de compras y paseos por el zoco.

¿No os parece precioso?