Tenemos muchas ganas de disfrutar de espacios  cargados de blancos y vibrantes colores. A mí personalmente, me aportan energía y ganas de comenzar el periodo estival. Ejemplo de ello es la  Villa St. George, un espacio concebido para pasar unos días relajantes lejos del mundanal ruido y con un soplo de aire fresco. Sus estancias, sencillas, serenas y cargadas de elementos naturales propios de la zona, se contraponen a las vibrantes tonalidades de textiles y detalles. Un aire bohemio en el fondo caracteriza las diferentes estancias cuyo hilo conductor es sin duda el color. Tras la visita, tenemos recompensa, una zona chill out nos espera, un refresco y una puesta de sol a la que no estamos acostumbrados. 

¿Os ha parecido tan maravillosa como a nosotros? ¿Nos quedamos un ratito?