Si habéis estado alguna vez en un riad marroquí, sabréis que a la caída de la tarde los patios principales se llenan de preciosos farolillos con una luz tenue que junto al relajado ruido de las fuentes nos  invitan a un momento de descanso.  Para el desafío de Blad de este mes queríamos ofrecer un ambiente sosegado, de calma y espiritualidad, que gira en torno al ritual del té. El olor a hierbabuena, el pan recién horneado y las cosas sencillas y cotidianas (pero no por ello menos bonitas) de la tradicional vida marroquí nos han cautivado una vez más.

¿Os gustaría disfrutar de una velada en un rincón como éste?