Que levante la mano quien se apunta a una terraza como ésta. Y es que, la sencillez que transmite con su escaso mobiliario, unido a la frondosidad de su vegetación y la intimidad de su arquitectura, la hacen irresistible a cualquiera que se precie a pasar un tiempo indefinido en ella. Particularmente nos fascina su suelo recubierto de madera y, como no, los poufs aleatoriamente colocados. Sin duda este es de esos rincones perfectos para desconectar y disfrutar desde la intimidad de sus paredes.

¿Qué os parece a vosotros, os apuntáis?