Reminiscencias del pasado en una decoración simplificada al máximo y con una visión clara de la sencillez.

Piezas viejas, usadas y llegando a rozar un estilo un tanto bohemio, del que es imposible desprenderse, hacen que esta vivienda logre transformar mi forma de ver la vida.
Se trata de una vivienda amplia, de tonalidades neutras que invita al confort, sin apenas mobiliario con el que tropezar, y con una distribución práctica y un aprovechamiento de la luz de lo más estudiada.
Mi estancia favorita, sin duda, es la cocina, abierta al salón y presidida por una gran mesa acompañada de sillas thonet (un clásico, que queda estupendamente en cualquier ambiente), un espacio singular repleto de objetos de antaño. Cuencos, bandejas y botijos decoran sus paredes sin apenas pretensiones.

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