Tenía muchas muchas ganas de ir y sentir en mis propias carnes la sensación de estar allí, de mirar a mi alrededor y envolverme de la calma y la paz absoluta que las imágenes me transmitían siempre. Finalmente, tras varios intentos a lo largo de los últimos meses, cogimos un tren nocturno que nos llevó de Oujda a Marrakech. Un fin de semana lleno de cosas sorprendentes nos esperaba, pero sin duda, lo que hacía nuestra estancia más atractiva era el maravilloso Riad Snan 13, por fin íbamos a alojarnos en él y poder disfrutarlo “in situ”. Lo que no podíamos imaginarnos es que sus propietarios nos dejarían fotografiar cada uno de sus rincones,(habitaciones incluídas), y es que ese placer no lo tiene una todos los días. Las palabras sobran, seguro que podéis imaginar viendo las fotografías mucho más de lo que os puedo yo decir. La decoración cuidada en cada detalle, con un gusto exquisito que combina piezas tradicionales marroquíes con algunas contemporáneas y minimalistas. Tranquilidad, paz, sosiego y un trato excelente que dejan con ganas de volver mil y una noches más… Y vosotros ¿Sentís las mismas sensaciones que yo al ver las imágenes?

Sin duda, volveremos pronto, aunque antes, todavía os tenemos que enseñar algún rinconcito más.
Si queréis leer un poco más sobre como Stephan y Xavier emprendieron la aventura de abrir un riad, aquí podéis leer una entrevista que les hicieron.