Este porche reinventado casi en su totalidad nos enamora desde el primer minuto por sus colores pastel y la combinación de maderas y fibras naturales, seguramente sus propietarios han querido lograr un rincón bello y acogedor valiéndose de elementos que ya tenían en casa: unos palets reutilizados en un banco bien mullido repleto de cojines, el sillón de caña y una pequeña banqueta africana que hace a su vez de mesa auxiliar. Todo está perfectamente rodeado de vegetación para que tengamos la sensación de estar en un gran jardín y no queramos escapar nunca de él…

Es todo un placer para los sentidos, un lugar realmente embriagador. ¿No os parece?