Los tonos grises, ocres y negros que recorren esta casa de Amsterdam nos invitan a disfrutar de cada rincón y saborear los últimos retazos del invierno que apunto está de dejarnos. La sobriedad de los colores utilizados se contrarresta con textiles y texturas que imprimen calidez al ambiente, sin olvidarnos de la luz, que ve facilitada su entrada gracias a unos grandes ventanales. Parece que la primavera pide paso, y particularmente, estoy deseando que ésta llegue para disfrutarla.

Y vosotras, ¿estáis deseando que llegue para quedarse?